
Una enfermera canadiense admitió haber asesinado a ocho personas inyectándoles insulina.
Elizabeth Wettlaufer, una enfermera canadiense de 49 años de edad, se ha declarado culpable del asesinato en primer grado de ocho ancianos que estaban a su cuidado en una residencia en Ontario, en donde trabajaba.
Wettlaufer también se declaró culpable del intento de asesinato de otros cuatro pacientes y de asalto de dos, que tenían entre 57 y 77 años y a los que también inyectó insulina.
En el juicio, la acusada aseguró, al describir una de las muertes que ocasionó, que “tenía la sensación de que Dios la quería de vuelta“. Explicó que le dijo a una de sus víctimas: “lo siento, te quiero“, antes de inyectar la insulina, y que sintió “como si la presión se aliviase“.
La anciana aseguró sentir “un sentimiento de reír” tras asesinar al paciente. Respecto al siguiente paciente con demencia al que había seleccionado para matar aseguró que después de darle un pastel sintió que “ella era la siguiente en irse. Había llegado su hora“.
Todos los sucesos tuvieron lugar entre 2007 y 2014. La Policía comenzó a investigar el años pasado tras unas declaraciones sospechosas de Wettlaufer en un hospital psiquiátrico de Toronto.
Las víctimas de la enfermera oscilaba las edades de 75 y 96 años.
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