
La investigación fue presentada durante el Congreso Geológico América Central que se desarrolla en el país y que reúne a geólogos, vulcanólogos y arqueólogos de toda la región con la participación de expositores internacionales del más alto nivel.
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) en el marco de la conmemoración del centenario de la erupción del Volcán de San Salvador, el geólogo salvadoreño Walter Hernandez, del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, presentó los resultados de una importante investigación que indica que el volcán perdió perdió mil metros de altura debido a las erupciones volcánicas ocurridas hace unos 60 mil años. El Picacho, el pico más alto que se ve desde cualquier punto de la ciudad, es parte del perfil original de la antigua estructura volcánica.
Dos años de estudios y evaluaciones en terreno por parte del geólogo del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Walter Hernández y de Jefrie Brian Jicha de la Universidad de Wiscousin-Madison de Estados Unidos, han fortalecidos esta información.
Las diferentes erupciones registradas, incluso antes de la última ocurrida en 1917 ya habían derrumbado casi la tercera parte de la estructura superior del cono volcánico.
Se cree que durante las erupciones, mucha de esa gran masa de tierra se fue al fondo del volcán (es decir, al fondo de la depresión instantánea formada por el colapso, la cual rellenó parte de la cámara magmática, en ese momento vacía) y otra parte bajó como avalancha por los flancos del volcán y están visibles en algunas zonas de la capital y en los municipios de Santa Tecla, Antiguo Cuscatlán, Mejicanos, Ayutuxtepeque.
En sectores como Lourdes, Quezaltepeque, Nejapa y Apopa, los escombros están localizados debajo de una serie de estratos volcánicos procedentes del San Salvador y del Ilopango.
El volcán hoy no muestra una forma cónica como por ejemplo el volcán Chaparrastique y por eso muchas personas tienden a confundir el Picacho con el cráter.
En la actualidad el cráter Boquerón tiene una altura de 1,980 metros sobre el nivel del mar. Este cráter corresponde al nuevo volcán que se edificó en el interior del viejo molde que dejó el antiguo volcán San Salvador. Según los expertos, su estructura original podría haber alcanzado una altura cercana a los 3 mil metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m).
Para llegar a ésta conclusión se analizaron los perfiles topográficos del complejo volcánico, y se analizó la actual ubicación del conducto del cráter Boquerón y su relación con la proyectada del antiguo conducto del San Salvador.
Estos resultados se compararon con el modelo de elevación digital del complejo volcánico obtenido a partir de tecnología Lidar. Los resultados fueron sorprendentes al corroborar en ambos casos, que el conducto que alimentó al nuevo volcán se ha desplazado cerca de 750 metros al sur conducto más viejo.
La capital construida sobre escombros
La mayoría de los capitalinos desconoce que la ciudad se edificó sobre material volcánico del San Salvador, del Ilopango y parcialmente del Plan de La Laguna.
Cuando ocurrió el colapso del volcán los escombros de distribuyeron en una amplia superficie formando una ladera de montículos. Tal superficie en las laderas del volcán de San Salvador hoy día no se observa, por la razón, que ocho capas de tefras (fragmentos de lava y roca volcánica de cualquier tamaño arrojados al aire por las explosiones de gases calientes de una erupción vertical o una fuente de lava) de esos volcanes han rellenado esa superficie, además de las coladas de lavas del Boquerón que se encuentran intercaladas.
Estos depósitos acumulados durante 60, 000 años sepultaron los salientes topográficos de los montículos. Como resultado se formó una ladera suave e inclinada del volcán. La erosión también ha jugado un papel importante en el paisaje actual en el establecimiento radial de quebradas profundas.
Durante la pasada visita que realizó del 18 al 15 de febrero a El Salvador el Dr. Jicha, él y Hernández recorrieron algunas zonas de la capital. Uno de los rasgos que les llamó a atención fue cuando avistaron la parte alta de la residencial Loma Linda, situada a 900 m al suroeste del Estadio Cuscatlán. Los escombros en ese lugar viajaron una distancia de 10.5 km en línea recta del actual cono El Boquerón y avanzaron más hacia el sur por esa colina hasta encontrar la siguiente barrera de la Cima.
Allí, los geólogos degustaron con admiración un talud que aún no ha sido cubierto por cemento. Para los habitantes no es más que tierra y piedras, pero para ellos se abrió un libro de historias vinculadas al volcán.
Las distintas capas de color que se muestran una sobre otra, corresponden a diferentes momentos volcánicos. Incluso las piedras más grandes que encontraron en la zona son parte de la avalancha de escombros que bajaron del volcán. Encontrar esas piedras a 10.5 kilómetros de distancia del volcán, es una muestra de la de la energía con esa avalancha desplegó, dice Walter Hernández.
Retomado de Volcán de San Salvador perdió mil metros de altura durante erupciones
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