
La Corte Suprema de Estados Unidos de forma unánime determinaron “incompatible” la Ley de inmigración y Nacionalidad de 1952, por la cual se regula la concesión de la ciudadanía estadounidense a los hijos de padres solteros.
Esta Ley hacía más difícil obtener la ciudadanía estadounidense a los hijos de padres solteros que a los hijos de madres solteras.
Para poder otorgar la ciudadanía estadounidense a los hijos nacidos en el extranjero, los progenitores varones debían de vivir en tierra estadounidenses al menos 10 años antes del nacimiento del menor, además cinco años después de que el hijo cumpliera 14 años.
En cambio las mujeres solteras solo debían cumplir el requisito de residir un año en Estados Unidos, y luego de eso podía otorgar la ciudadanía a sus hijos.
El fallo de esta ley fue escrito por la Jueza progresista Ruth Bader Ginsburg, quien determino que los requisitos de la ley de 1952 son incompatibles con la protección de la constitución
“resistir la inspección bajo una Constitución que requiere que el gobierno respete la igual dignidad y estatura de sus ciudadanos masculinos y femeninos”expreso Ruth Bader Ginsburg.
El fallo de la Corte Suprema se refiere al caso de Luis Ramón Morales, quien nació en 1962 en República Dominicana hombre con ciudadanía estadounidense y una mujer dominicana.
Cuando Morales iba a ser deportado a República Dominicana, afirmó que era ciudadano estadounidense porque su padre había vivido en Estados Unidos.
La Junta de Apelaciones de Inmigración, encargada de decidir sobre las deportaciones, determinó que Morales no era ciudadano estadounidense porque su padre no residió en Estados Unidos los cinco años requeridos para otorgarle la ciudadanía.
Los jueces del Tribunal Supremo no anularon la decisión de la Junta de Apelaciones de Inmigración, por lo que la orden de deportación contra Morales sigue en pie.
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