
Un tribunal de la ciudad de Oryol, al sur de Moscú, condenó el miércoles a un ciudadano danés miembro de una organización religiosa, ilegal en Rusia desde 2017, acusado por extremismo.
El sentenciado fue Dennis Christensen, un constructor de 46 años de edad, quien enfrentará una pena de seis años de prisión por organizar actividades de esta comunidad religiosa, que tiene prohibido operar en todo el territorio ruso.
Esta condena se convierte en la primera en el país contra los testigos de Jehová —que se definen a sí mismos como una confesión cristiana, milenarista, antitrinitarista y antiecuménica—, que cuentan con unos 175.000 fieles en Rusia (según sus propios cálculos) y tienen un centenar de procesos abiertos en todo el país.
Una veintena de testigos más están en prisión en espera de juicio.
Christensen fue detenido en mayo de 2017 durante un encuentro de oración de testigos de Jehová en Oryol, donde vivía desde junto a su esposa, Irina, ciudadana rusa. Junto a él fueron arrestados otros 15 correligionarios, pero el constructor danés fue acusado de ser el organizador de la reunión. También de poseer literatura “prohibida”.
Los encuentros, así como los libros y panfletos de la organización, son ilegales en Rusia, por presenta signos de actividad extremista que representan una amenaza para los derechos de los ciudadanos, el orden social y la seguridad de la sociedad.
Los testigos de Jehová es una estidad considerada como extremista, al mismo nivel, que el autodenominado Estado Islámico (ISIS por sus siglas en ingles).
Christensen estuvo ya un año y medio preso, que se descontará de la pena impuesta. Su abogado, Anton Bogdanov, ha declarado que recurrirán el fallo judicial y ha afirmado que su cliente es víctima de la persecución rusa contra la libertad religiosa.
“Estoy profundamente consternado de que esto esté pasando en Rusia, muy triste. Lo mismo que me ha pasado a mí puede ocurrirle a cualquier otro”, afirmó Christensen tras el veredicto, según informa la prensa local.
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