Manifestantes de grupos conservadores protestaron el pasado sábado contra el Gobierno en Seúl, y ahora Corea del Sur sufre el peor brote de casos de COVID-19.

Este lunes el gobierno de Corea del Sur advirtió una nueva crisis sanitaria relacionada con una iglesia donde más de 300 miembros resultaron infectados elevando la cifra total a 15.515.

El brote en la iglesia de Seúl ha revivido los temores vistos en febrero cuando las autoridades lucharon por contener un brote que surgió en una secta cristiana secreta en la ciudad de Daegu y se convirtió en el grupo más mortífero del país.

El reverendo Jun Kwang-hoon convocó el sábado a miles de personas para protestar contra del actual presidente surcoreano, Moon Jae-in y realizaron una marcha a pesar de las súplicas de los funcionarios para que se quedaran en casa.

Autoridades aseguran que las iglesias de ese país han sido una fuente constante de infecciones, ya que muchas no exigen a los fieles que usen máscaras o les permiten cantar en coros o comer juntos.

Hasta ahora, los trabajadores de la salud han relacionado 319 infecciones con la iglesia de Jun después de completar las pruebas en aproximadamente 2.000 de sus 4.000 miembros. La Policía está en la búsqueda de unos 700 miembros de la iglesia que no han sido identificadas ni examinadas.

El incremento de los contagios en Seúl llevó a las autoridades a endurecer las medidas preventivas en diferentes áreas desde el pasado sábado, lo que supone volver a cerrar instalaciones públicas, limitar el acceso a ciertos establecimientos comerciales o pedir a los ciudadanos que lleven mascarilla en bares y restaurantes.