La Agencia Noruega de Medicamentos anunció el lunes a través de un comunicado de prensa que iniciarán una investigación luego que 23 ancianos murieran luego de recibir la vacuna contra el COVID-19, fabricada por el duo Pfizer-BioNtech.

Luego que los decesos fueran vinculados a la vacuna, las autoridades analizan la posibilidad de que las reacciones adversas a la vacuna “hayan contribuido a un desenlace fatal en algunos pacientes frágiles”.

Expertos aseguran que los fectos secundarios de la vacuna son raros y generalmente leves, pero podría llegar a incluir fiebre y náuseas, que podrían ser peligrosas en pacientes muy enfermos y frágiles.

A pesar que el profesor de farmacoepidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Stephen Evans, dijo que hasta el momento “no hay evidencia de que algún vínculo entre la vacunación” y que “la muerte en estos pacientes vulnerables sea causal”, los casos ya se encuentran bajo investigación.